La aventura de la Santidad, comienza con un sí a Dios”
S.S. Juan Pablo ll
Experiencia Vocacional de la Hna. Adriana Ramírez
Soy Adriana Mercedes Ramírez Rojas, nací el 14 de octubre de 1998 en el Agrado – Huila, Colombia, soy la tercera de cuatro hermanos.
Vengo de una familia sencilla, una familia que muy poco buscaba a Dios, muchos que conocían mi realidad me preguntaba y ¿cómo empezó todo? Y la verdad no soy exacta en la respuesta, mis papás dicen que cuando estaba pequeña decía que quería ser religiosa (yo no lo recuerdo) y miraba esa posibilidad muy lejana demás que fue ahí donde empezó todo, pero para mí esta historia de amor y misericordia inició en el 2014 cuando me invitaron al grupo juvenil de mi Parroquia lo cual me parecía anticuado pensaba que era solo rezar, fue pasando el tiempo y ya lo empezaba a ver de otra manera, la verdad sentía gozo y paz, al estar ahí dejaba de lado los pequeños problemas que tenía en casa pero al mismo tiempo sentía que cuando me acercaba a Él me pasaban cosas no tan buenas.
A inicios del 2015 recuerdo que en mi Diócesis de Garzón se estaba llevando acabo la semana vocacional donde seminaristas y religiosas iban a los colegios a motivar a los jóvenes para que optaran por un estilo de vida que los hiciera sentir plenos, ese día salí enojada de mi casa y no quería para nada que me hablaran de un Dios de amor porque así no lo estaba experimentando en ese momento, a mi salón llegó un seminarista y yo con los brazos cruzados y la frente arrugada escuchaba su testimonio les confieso que en ese momento me sentí tan identificada, realidades parecidas, al terminar su testimonio preguntó ¿Quiénes quieren ser sacerdotes o religiosas? Y ese es el momento que no sé explicar sentí algo raro, sentí que como a los discípulos de Emaús me ardía el corazón con el deseo de servir pero al mismo tiempo pensé, estoy loca yo que voy a servir para eso, el invitó a un encuentro a la parroquia y le dije a una amiga que me acompañara ella riéndose me dijo ¿usted quiere ser monja? Y yo riendo le dije NO es solo para ver qué muchachas van, ella me acompañó y solo fue una muchacha y en ese momento dije no, yo si estoy loca y salimos de ahí, camino a casa ella me dijo ¿Cuándo le va a decir a sus papás? Y yo con risa bien irónica le dije: cuando ellos estén todos reunidos ósea nunca. Cuando llegué a casa quizás ustedes no me creerán pero estaban todos ahí en la casa, algo raro ¿no? Yo aún no lo entiendo, en ese momento llena de miedo y sin darle la cara a mi familia les dije que quería ser religiosa mis papás quedaron en silencio y mis hermanos rieron y pensaron lo mismo que yo está loca.
Inicié mi proceso con mucho miedo de dar un sí, pues muchas personas me decían usted no sirve para eso, usted no va a durar, usted no es capaz y aun así con comentarios dije: “Aquí estoy Señor has de mi lo que quieras”
El 9 de enero del 2016 con 6 jóvenes más dijimos si al consagrarnos al prenoviciado
Una etapa muy bonita con momentos lindos y momentos difíciles que hacían más fuerte mi deseo de consagrar mi vida. En el 2017 fui enviada a la Comunidad de vida de Guarne en Antioquia donde aprendí a dejar miedos y acercarme más a la realidad de las personas.
En el 2018 inicié la etapa del Noviciado, una experiencia mágica, un reto más, tiempo de oración y reflexión intensa, tiempo de vivir en comunidad. En el 2019 Fui enviada a mi experiencia como novicia a la bella comunidad de Tame Arauca, tierra herida por la violencia, tierra bañada con sangre de inocentes, tierra que se robó mi corazón; escuchar la voz quebrantada de las personas que se me acercaban a contarme la realidad en la que Vivian me hacia amar y valorar mucho mas las cosas. Compartí la formación que estaba recibiendo con los catequistas de la parroquia, y con las jóvenes del colegio, acompañaba con una de las Hnas el comedor de los Venezolanos brindado por la pastoral Caritas de Arauca una experiencia hermosa, al principio no me miraban muy bien, pero poco a poco con la cercanía ellos fueron cambiando y fueron cambiando mi corazón siento que fue en está comunidad donde empecé amar de verdad la misión que tenemos en la Iglesia y lo importante que es acompañar y escuchar a las personas que sufren.
Después de compartir nueve meses en Tame, regresé a Santa Rosa de Osos a compartir con mis hermanas de comunidad y a vivir un tiempo más de discernimiento para el siguiente paso.
El 11 de enero del 2020 con mis hermanas Leidy Ayala y Daniela Pérez dijimos una vez más sí a este proyecto de amor, iniciamos nuestra etapa del Juniorado y como en las otras etapas emprendimos esta aventura de recibir y dar misericordia en nuestra primera obediencia pomo Profesas.
Ahora estoy en la comunidad de vida de Garzón – Huila acompañando a dos sacerdotes en la pastoral juvenil y vocacional a nivel diocesano. No es fácil responder cada día al Señor con un Sí generoso, pues cada día se convierte en un reto: ser testimonio, dar amor y alegría a las personas; la alegría de seguir a Cristo en Pobreza, Castidad y obediencia… La alegría de escuchar y saber guiar a las personas…