El encuentro con Jesús suscita la conversión aunque se prolongue toda la vida. Este anuncio kerigmático transforma nuestra vida, mente y corazón transparentandose en una nueva manera de ser, pensar, vivir, estar y celebrar al estilo de Jesús y su Proyecto de Vida: las Bienaventuranzas
La amistad con la adorable persona de Jesucristo, se vive y exprese mejor en comunidad fraterna, es en ella donde se crece en interioridad, en amistad con Dios, donde se adora y acoge su voluntad como proyecto existencial
La búsqueda de Dios impulsada por el Espíritu Santo, abre la mente y el corazón a la conversión inicial, a la adhesión personal a Jesucristo y la voluntad de caminar en su seguimiento. Esta «opción radical» es el fundamento de toda iniciación cristiana y discipulado consagrado.
Imposible conocer a Jesús sin amarlo... amarlo y no seguirlo, seguirlo y no anunciarlo. Con San Pablo, hemos de predicar el Evangelio sin gloriarnos a nosotros mismos, pues este deber nos incumbe como discípulas ¡Ay de mí si no Evangelizare!