¡POR QUÉ CELEBRAR LA FIESTA DE LA TRINIDAD Y LA FRATERNIDAD?
La Trinidad es comunión de personas. Como imagen que somos de la Trinidad, nos debemos esforzar por vivir y testimoniar esta comunión en medio de un mundo que sufre división, pobreza y opresión.
Las Hijas de la Misericordia, llamadas a ser como María, testigos y artífices del amor Trinitario hecho misericordia, acogida, unión, fraternidad y diálogo entre las tres Divinas personas. Esta comunión y experiencia Trinitaria la viviremos en consagración hecha todos los días en la OFRENDA A LA TRINIDAD ADORABLE.
OFRENDA A LA SANTÍSIMA TRINIDAD
Oh Trinidad adorable, Padre, Hijo y Espíritu Santo, Yo te adoro, yo te alabo, yo te amo, yo te doy mi corazón y te entrego cuanto tengo y cuanto soy.
Pero como nada puedo, nada valgo y nada soy, te ofrezco a Jesús con todos sus homenajes de valor infinito a tu Augusta Majestad, desde el pesebre hasta la cruz, desde la cruz hasta tu diestra y en todos los Sagrarios de la tierra;
Te ofrezco todas las Misas que se han dicho, se están diciendo y se dirán hasta el fin de los tiempos. Te ofrezco todos los homenajes del Cuerpo místico de tu Hijo, todas las adoraciones, las alabanzas y el amor de su Santísima Madre y de todos los ángeles y santos del cielo y de todos los justos de la tierra; todos los dolores humanos y los gemidos de las almas benditas del Purgatorio, todos los suspiros de la creación y todas las partículas de la materia, convertidos en otros tantos actos de amor a Ti, como mi homenaje de adoración, alabanza, amor, acción de gracias, reparación, súplica, impetración, petición de perdón y satisfacción de mis pecados. Sea esta, oh Dios mío, mi oración continua delante de Ti para tu gloria, la santificación de mi alma y la conversión del mundo. Amén.
La intimidad con Cristo, la escucha de la Palabra de Dios, la celebración de la Liturgia, especialmente de la Eucaristía, favorecen nuestra vida de comunión fraterna. El trato fraterno, sincero y abierto entre nosotros, el diálogo interpersonal frecuente, la aceptación recíproca y el espíritu de servicio y caridad, la participación en los acontecimientos familiares alegres o tristes, son expresiones y medios para fomentar la vida fraterna en cada Comunidad de Vida como nos lo recuerda San Juan Pablo II en Vita Consecrata, Nº 31
"Jesús, al pie de la cruz, instaura la fraternidad y al discípulo le entrega la Iglesia como madre, para que le ayude a mantener la fidelidad, la acompañe y la conforte durante toda su vida. De la cruz brota la nueva familia de Jesús, que está fundamentada en la fraternidad.Y ahora viene la otra indicación de Juan Pablo II. Pues según este Papa, la naturaleza profunda de la Iglesia, que es la comunión; la expresa y realiza la forma
de vida consagrada, puesto que se corresponde a “la forma de vida practicada personalmente por Jesús y propuesta por Él a los discípulos” San Juan Pablo II"