EVANGELIZADAS Y EVANGELIZADORAS
“El proyecto de Jesús es instaurar el Reino de su Padre. Por eso, pide a sus discípulos (a los de todos los tiempos): “¡Proclamen que ha llegado el Reino de los cielos!” (Mt 10, 7). Se trata del Reino de la vida. Esta es la propuesta de Jesucristo para todos los pueblos, el contenido fundamental de nuestra misión en la Iglesia, esa es testimoniar y ofrecer una vida nueva, una vida plena para todos” (Cf. DA 361). Cuando el testimonio de nuestra vida manifiesta la primacía de Dios y lo hacemos desde el testimonio de una vida fraterna en común se convierte por sí sola, en una poderosa profecía y proclamación del Reino de Dios y en una fuerza humanizante desde el Evangelio.
Como consagradas somos amadas, miradas y llamadas por pura gracia de Dios, a estar con Jesús, a vivir en discipulado permanente, a responder a su envío misionero; de esta manera, evangelizadas y evangelizadoras en profunda comunión y participación con nuestros pastores, agentes y laicos, anunciamos con gozo la alegría de una Nueva Evangelización, especialmente para los alejados, los no creyentes, los excluídos, los más empobrecidos.
En Evangelii Gaudium Nº 11 nos dice el Papa Francisco: que "la Nueva Evangelización es el anuncio renovado que ofrece la Iglesia a los creyentes, también a los tibios o no practicantes, una nueva alegría en la fe y una fecundidad evangelizadora. En realidad, su centro y esencia es siempre el mismo: el Dios que manifestó su amor inmenso en Cristo muerto y resucitado. Él hace a sus fieles siempre nuevos; aunque sean ancianos, «les renovará el vigor, subirán con alas como de águila, correrán sin fatigarse y andarán sin cansarse» (Is 40,31). Cristo es el «Evangelio eterno» (Ap 14,6), y es «el mismo ayer y hoy y para siempre» (Hb 13,8), pero su riqueza y su hermosura son inagotables. Él es siempre joven y fuente constante de novedad. La Iglesia no deja de asombrarse por «la profundidad de la riqueza, de la sabiduría y del conocimiento de Dios» (Rm 11,33). Decía san Juan de la Cruz: «Esta espesura de sabiduría y ciencia de Dios es tan profunda e inmensa, que, aunque más el alma sepa de ella, siempre puede entrar más adentro»]. O bien, como afirmaba san Ireneo: «[Cristo], en su venida, ha traído consigo toda novedad». Él siempre puede, con su novedad, renovar nuestra vida y nuestra comunidad y, aunque atraviese épocas oscuras y debilidades eclesiales, la propuesta cristiana nunca envejece. Jesucristo también puede romper los esquemas aburridos en los cuales pretendemos encerrarlo y nos sorprende con su constante creatividad divina. Cada vez que intentamos volver a la fuente y recuperar la frescura original del Evangelio, brotan nuevos caminos, métodos creativos, otras formas de expresión, signos más elocuentes, palabras cargadas de renovado significado para el mundo actual. En realidad, toda auténtica acción evangelizadora es siempre «nueva».
Cualquiera que sea nuestro compromiso evangelizador hacemos nuestra la preocupación y ardor misionero de Monseñor builes para difundir el conocimiento y amor de Dios por la enseñanza del catecismo y de toda clase de obras de misericordia y caridad. Así las hijas de la Misericordia y sus Laicos, son enviados a todas las personas y pueblos, con la actitud del buen Samaritano y en nombre de la Iglesia y Congregación priorizan a los alejados, a los pueblos más lejanos, para ello necesita libertad y disponibilidad, audacia y confianza, apertura y conversión.
Nuestro Instituto nació en la frontera desde donde el mundo necesita oìr el canto de la MISERICORDIA; desde donde la sensación de vacío estremece las estructuras mismas de la humanidad la historia. Ser fieles al carisma significa RESPONDER CON CREATIVIDAD al clamor de una nueva evangelización.
En fidelidad creativa al mensaje de nuestro Fundador y al testimonio de su vida, realizamos un trabajo evangelizador insertas en el plan pastoral de cada Iglesia Particular, especialmente, contribuyendo desde la Pedagogía de la Misericordia, -PEMIS- en la formación y acompañamiento de agentes evangelizadores de manera especial, de los catequistas.
En esta prioritaria y vasta tarea nos acompañamos en espíritu de comunión y participación por otros agentes y laicos asociados, por egresados y padres de familia que como seguidores de Jesús caminan y anuncian con nosotras el gozo del Evangelio de la Misericordia.