Biografía Hna. Sandra Mireya Puetate Pérez

Biografía de Hna. Sandra Mireya Puetate Pérez

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Nació el 4 de noviembre de 1971 en Tulcán, Ecuador Hija del Señor Gonzalo Puetate y Eulalia Perez Bautizada el 25 de enero de 1973 Ingresó a la congregación el 13 de octubre de 1986 Pasó al noviciado el 21 de enero
de 1988. Realizó su primera profesión el 1 de enero de 1991 y su profesión
perpetua el 1 de febrero de 1997. Celebró sus bodas de plata en enero de 2016.

En sus 35 años de fecunda vida consagrada ejerció la mayor Misericordia en Bogotá y Ebéjico en la animación de la pastoral parroquial, en Panamá como coordinadora de la pastoral juvenil, Delegada de la Pastoral catequética y educativa en la diócesis de Santa Rosa de Osos y la arquidiócesis de Ibagué; Coordinadora de la oficina de Educación Católica, en el Vicariato Apostólico de Pucallpa, Perú. Rectora en los Colegios de Santa Rosa de Osos, Soacha y Soledad, Directora en dos ocasiones del Instituto Superior de Educación y Catequesis Juan Pablo II, y Directora del
Instituto de Teología y Pastoral en Ibagué. En estos últimos cinco años al servicio de la comunidad desde el Consejo General y animadora de la acción evangelizadora a nivel Congregacional.

La Hna. Sandra, partió sorpresivamente a la Casa del Padre, como consecuencia de una enfermedad que llevó con valentía, gran espíritu de fe y sentido de ofrenda, durante 5 meses. Hace poco en dialogo fraterno, cuando estaba ya en tratamiento médico, y compartíamos el dolor de la partida de nuestros hermanos javerianos y las misioneras de Santa Teresitas fruto de la pandemia del Covid, nos expresó: “Me había preguntado cuál sería la ofrenda que Dios pediría a nosotras las Hijas de la
Misericordia, sin imaginarme que sería yo” Y sí, es una gran ofrenda que nos pide Dios en este año que celebramos los 70 años de vida de la Congregación y que nos preparamos para celebrar nuestro décimo capitulo General. Ofrenda que hacemos con el suave perfume del incienso por el dolor de su partida, pero con la brillantes del oro de una vida entregada sin reservas, sin escatimar sacrificio, incansable al servicio del Reino.


La Hna. Sandra, vivió con intensidad. Como dice el libro de la Sabiduría: “En pocos años llenó larga vida” Pareciera que presintiera su pronta partida a la casa del Padre: por eso no conocía el cansancio, sus largas horas de trabajo, las alimentó con sus momentos fuertes de oración. Todo cuanto hizo, todo cuanto vivió, era con la premura del Reino. Hizo vida una de las estrofas de su canto preferido: “Tendré mis manos sin cansancio, tu historia entre mis labios y fuerza en la oración”.


Misionera incansable de Dios, que dejó huellas de misericordia en todas las tierras y corazones por donde pasó. Entregó sus grandes dones y talentos sin reservas en cada una de las misiones encomendadas, su dinamismo, creatividad, alegría e inteligencia, la calidez y cercanía en las relaciones con todo tipo de personas la hizo ser valorada y amada por todos los que la conocieron. Una mujer de fe, que tenía siempre en su boca la palabra sabia y oportuna para aconsejar, corregir, alentar, animar. Formadora de muchas generaciones en la tarea educativa y de agentes de pastoral en su servicio evangelizador.


Al interior de la comunidad, valorada no solo por sus grandes cualidades, sino ante todo por su fraternidad, espíritu de fe, oración constante, alegría, sencillez, entrega y sacrificio, su amor e identificación con el carisma Congregacional. Fue una enamorada y pregonera del carisma de la misericordia y de la tarea catequística.


Damos gracias a Dios por nuestra hermana Sandra, que ella siga siendo un claro testimonio de vida espiritual, fraterna y celo misionero para las nuevas generaciones Que su pascua eterna en este año Capitular y en la celebración de los 70 años de existencia de la Congregación, nos alcance numerosas vocaciones para continuar ejerciendo la mayor Misericordia con su vitalidad y dinamismo misionero.


Medellín, 24 de agosto de 2021.

5 Respuestas

  1. Dios sea glorificado en se Esposa que fue fiel y prudente. Y supo conquistar con sus dones y talentos hombres y mujeres para el Reino de Dios. Dios hoy goza estrechandola entre sus frazos. El mismo hoy es tu recompensa.
  2. Me sorprendió su temprana partida,pero los planes de Dios son perfectos,hoy elevó una oración al señor, para que sea el resiviendola en sus morada celestial,y a la congregación Hijas de Nuestra Señora de las Misericordias,hago extensiva mi voz de aliento,para que sea el señor acompañandolas y fortaleciendolas en este momento, resivan un abrazo fraterno
  3. Dios me concedió el maravilloso privilegio de conocer a la hermana Sandra, aunque fueron pocas las conversacione que tuvimos, veía en ella un ser de luz, de paciencia, de amor por el prójimo, vocación de servicio y sobre todo de paz. Hermana Sandra, se que Dios te ha colocado en el mejor lugar de su reino cómo recompensa a una vida terrenal bien llevada. Que Dios te conceda el descanso eterno y brille para ti su luz perpetua.
  4. Llévame a dónde los hombres necesiten tus palabras mis ganas de vivir . Para el que no conoce el amor de Dios esto sería un canto más pero pa los que te conocimos de cerca sabemos que este himno fue parte esencial de tu vida y testimonio de amor de Dios duele que te hallas ido como humano lo siento así pero como hombre de fe se que fuiste fiel hasta tu último aliento y que ahora sigues orando desde la casa del Padre Celestial desde acá de Panamá dónde te conocimos como incansable trabajadora por los que como y fuimos jóvenes en los 90 te agradeceremos y oraremos por ti siempre. Aleluya Amén.
  5. La hermana Sandra Mireya Puetate Pérez fue una profeta amante de Cristo que está inmerso en la humanidad, especialmente en los más pobres. No sé qué sería de mi vida sin sus consejos y guía espiritual. Al igual que a mí impactó las vidas a miles de jóvenes en Panamá. Listo listo siempre nos decía. Enséñenle a los chicos un Cristo Pritti (chévere) No se cansaba de predicar a tiempo y a destiempo. Con la palabra y el ejemplo. Trabajaba incansablemente con las manos y la mente. Siempre ideando cómo llevar el evangelio a los hombres y mujeres q lo necesitan. No paraba. Nunca paraba. Siempre lista. No importaba si el camino era de 3 horas caminando o una hora en autobús. La hermana Sandra siempre estaba lista. Y esa pasión la dejó impregnada en los panameños q la conocimos. Cuanto te amamos hermana Sandra. Entraste en nuestras vidas para dejarnos pegados a Cristo para siempre. Sigue orando por nosotros: tus hijos de Panamá. Gracias le doy a Dios infinito en misericordia por el don de tu vida en la vida de nosotros. Un gran abrazo hasta el cielo.

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